Los componentes para un abono de primera calidad no te cuestan nada. Los encontrarás en tu jardín: hojas secas, ramas podadas, plantas muertas, restos de basura, etc. Todos estos deshechos que por separado no valen nada, al combinarse te dan una tierra orgánica que sirve de alimento a tus flores y vegetales.
Los expertos jardineros recomiendan elegir un lugar apartado de la casa, como el patio trasero, para levantar la pila de abono. Procura que tenga bastante sombra para que no se seque.
- Si quieres puedes conseguir un recipiente para colocar el abono. El contenedor no es imprescindible.
- Empieza por acumular materiales deshechables como montones de césped cortado, cáscaras de plátano, corazón y troncos de manzana, restos de plantas, etc. A medida que consigas desperdicios, agrégalos a la pila.
- Entierra los restos de comida y cúbrelos bien para mantener alejadas las pestes. No agregues grasas animales ni huesos porque atraerás a los animales.
- Para lograr una buena descomposición tiene que haber humedad, oxígeno, nitrógeno y tierra: las bacterias ayudan a la desintegración. El fertilizante comercial aporta el nitrógeno.
- Para asegurarte que la pila conserve la humedad levanta la capa superior y fíjate en la capa de abajo. Si está seca, agrégale agua. Debe estar siempre húmeda.
- Para airearla, remuévela con una pala o rastrillo de tanto en tanto.
- De tanto remover la pila y desintegrar los componentes, tomará temperatura constante y luego bajará. Así se producirá la descomposición necesaria en abono.
- Empieza la pila de abono en el otoño para que esté lista para usar en la primavera. Los meses de invierno no lo afectarán.
- Sabrás que está listo cuando haya tomado un color marrón oscuro parejo. Su textura será la de una esponja húmeda y rugosa y olerá a tierra. Esto ocurrirá en un promedio de 2 a 4 meses.